Detrás de cada acción perfecta hay un noble anhelo de alcanzar algo que nos produce alguna emoción psicológica y este es el mejor alimento del ego. Un artesano, un pintor, escritor puede llegar al momento final de su creación y no saber como terminarla –como fue el caso del pintor Cezane, Bethoven e incluso Gaudi–. Esto dice mucho de la PERSONALIDAD y la RESPONSABILIDAD del perfeccionista. El perfeccionista tiene una forma de rigidez mental difícil de cambiar porque el ego es insaciable. El perfeccionismo neurótico tiene un origen en la severidad con que los padres han educado a la persona. Son padres que han formado al niño haciéndole creer que lo que hacen nunca es suficientemente bueno; deben sacar las notas más altas y tener los mejores resultados en todo…como premio; son merecedores de reconocimiento y afecto. Esto casi nunca se consigue y conduce a la frustación.

Detrás de cada acción perfecta hay un noble anhelo de alcanzar algo que nos produce alguna emoción psicológica y este es el mejor alimento del ego. Un artesano, un pintor, escritor puede llegar al momento final de su creación y no saber como terminarla –como fue el caso del pintor Cezane, Bethoven e incluso Gaudi–. Esto dice mucho de la PERSONALIDAD y la RESPONSABILIDAD del perfeccionista. El perfeccionista tiene una forma de rigidez mental difícil de cambiar porque el ego es insaciable. El perfeccionismo neurótico tiene un origen en la severidad con que los padres han educado a la persona. Son padres que han formado al niño haciéndole creer que lo que hacen nunca es suficientemente bueno; deben sacar las notas más altas y tener los mejores resultados en todo…como premio; son merecedores de reconocimiento y afecto. Esto casi nunca se consigue y conduce a la frustación.

Una de las formas más eficaces consiste en realizar actividades donde NO ENTRE EN JUEGO LA RESPONSABILIDAD: actividades físicas sencillas, pequeños placeres, conversaciones coloquiales. Pero pronto descubriréis el problema. Proponer a un perfeccionista hacer algo tonto como lanzar piedras a un lago y veréis como al poco rato estará buscando piedras planas para que reboten sobre la superficie y lleguen más lejos que las tuyas…No lo pueden evitar. Para ellos no existen los pequeños placeres, eso son simplezas, solo les vale; el mejor restaurante o la mesa más limpia. Las conversaciones coloquiales les aburren soberanamente, pero si el interlocutor es un premio Nobel, entonces cuente lo que cuente, aunque no entienda nada, será lo mejor. Antonio Machado expresa magistralmente el perfeccionismo en el adagio:

Despacito y buena letra, / que el hacer la cosas bien / importa más que el hacerlas.

Así pues, cuidado con los perfeccionistas, son grandes controladores de cuerpos y de mentes detrás de las cuales esconden sus frustaciones, y esto es muy frecuente entre los artistas marciales más reputados.