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El KATA es considerado dentro del Kárate quizás como la parte más importante de toda la técnica, tal vez para una persona sin experiencia dentro del arte, el kata podría parecer una serie de movimientos encadenados con una finalidad puramente artística, sin embargo aunque dentro de la ejecución de esta importante parte del Kárate se podría decir que sí existe la parte artística, el kata esta encaminado hacia otros fines menos visibles para el no conocedor.

El nombre EMPI o ENPI – se puede escribir de las dos maneras – quiere decir «el vuelo de la golondrina». El nombre original de este kata es Wanshu – quizás creado por o en referencia a Suppashi Wanshu, famoso instructor del kárate en Okinawa. Empi es quizá el nombre que le puso Funakoshi a este kata.

El kata tiene un inusual enbusen y unos movimientos verdaderamente elásticos en los que el cuerpo avanza (como si fuera el vuelo de una golondrina – de ahí su nombre-) y luego para en seco para cambiar súbitamente de dirección.
La primera técnica del kata EMPI es un gedan-barai partiendo de heisoku-dachi y ejecutando dicha parada en 45º hacia la derecha y con la rodilla del mismo lado clavada en el suelo, para volver seguidamente a heiko-dachi con la mano izquierda en hikite y la derecha por delante del estómago sobre la otra. Ésta técnica debe realizarse a gran velocidad, de ahí su dificultad. Por eso se dice que EMPI es un kata especialmente difícil para algún karateka que no sea muy ligero de pies, es decir, que su kárate sea más potente que elástico. EMPI contiene una técnica de salto verdaderamente difícil, ya que se debe dar una vuelta completa de 180º y caer en kokutsudachi shuto uke, una posición realmente inestable. Además, para que el salto sea vistoso hay que ejecutarlo al menos a un metro del suelo, algo bastante complicado teniendo en cuenta la posición tan baja de la que se parte.

Este kata supuso para mi un antes y un después en la forma de entender el kárate ya que hasta el momento en la que la aprendí pensaba que todo este arte marcial se basaba en la potencia y en la velocidad de movimientos y no en la elasticidad de los mismos. Con este kata comprendí la importancia del dominio del centro de gravedad.

Joaquín Pavón Chacón

 

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