El kumite, durante la fase del estudio de las tácticas –saltitos, amagos, esquivas –solicita un tipo de fibras aeróbicas tipo I, pero durante el instante del ataque o del contraataque se requiere la activación rapidísima de las fibras de tipo IIx que se alimentan de la vía metabólica ATP-PCr la cual permite una gran intensidad, pero durante un breve espacio de tiempo ±2”. Acabado el lance, se regresa a la fase de utilización de fibras de tipo I, aeróbicas para volver a utilizar las de tipo IIx en el siguiente ataque o defensa.

Durante los últimos campeonatos del Mundo de Bremen, hemos calculado los tiempos de activación ATP-PCr (ataque-defensas-lucha-suelo-levantadas) y hemos obtenido que: durante los combates de tres minutos, el tiempo total que se emplea en el los lances efectivos, o no efectivos, es de una media de 17”. Lo cual nos indica que el karate de competición solicita un tipo de entrenamiento que debe ser una mezcla entre dos tipos de esfuerzos:

Esfuerzos ultrabreves.(menos de 10”).
Esfuerzos breves. (entre 10” y 180 “).

Estos estudios son válidos para la competición en si misma, por eso los entrenamientos deben solicitar esfuerzos de similares siguiendo el sistema de ACUMULACIÓN PROGRESIVA FRACCIONADA con PICOS DE MÁX INTENSIDAD:

Esfuerzos de duración moderada (3 a 20 minutos). Con intervalos de esfuerzos máximos ultrabreves.
Esfuerzos de duración intermedia (21 a 60 minutos). Con intervalos de esfuerzos a ±75% del máximo.

En el rendimiento óptimo influyen también otros factores que incluyo la tabla, FACTORES QUE AFECTAN AL RENDIMIENTO.

IMPORTANTE: uno de los errores más comunes que se cometen en la preparación de un atleta de alto rendimiento es, pretender lograr la excelencia entrenando solo los gestos competitivos, en el caso del karate: combate o kata.

Resumen:
Esfuerzos que duran menos de 10”, el rendimiento óptimo depende de la activación de las fibras de tipo II que son las preparadas para generar las máxima fuerza en el menor tiempo.
La vía energética anaeróbica el ATP-PCr y la glucólisis aportan la energía que se consume durante un combate.
La motivación y la activación, así como la habilidad son fundamentales para dirigir la fuerza con éxito.
Las principales fuentes de energía son anaeróbicas basadas en la fosfocreatina (PCr).