Ha transcurrido bastantes años desde que el concepto de, “karate-educación», ha sido absorbido por, “karate-conocimiento técnico”. Por eso, los “senseis”, que son los que enseñaron lo que antes denominábamos “arte marcial”, se han transformado en técnicos. La ilusión de aquellos alumnos que entraban con gran respeto a los “dojos” –palabra japonesa que quiere decir “lugar donde se alcanza la iluminación”–, hace 50 años o más, era educar la mente y el espíritu por medio de la complicada madeja de movimientos que encierra este arte.
A través de aquellos conocimientos aprendíamos a “movernos sin pensar” y este proceso desarrollaba valores que en la actualidad van mermando notablemente a pulso de ¡clic!: honor, dignidad, respeto, consciencia, entrega, empatía, compasión, generosidad, altruismo, fidelidad…etc. Hoy los valores han cambiado y un dojo es un lugar para: jugar, divertirse, socializar lúdicamente, perder peso, ponerse en forma, campeonatos, … es un deporte más. “Deporte” quiere decir “deportar”, es decir, “de adentro a fuera”, mientras que el karate–do quiere decir; “hacer el camino de afuera adentro”, es decir, “aprender”. Lo antiguo y lo nuevo se pueden combinar. El resultado es evidente.
Por eso, el karate que se enseña en un dojo con el concepto de –do, no es «aprender a pensar», sino «aprender a no pensar». Lo primero, es estar domesticado, lo segundo EDUCADO.
En el último entrenamiento de la selección de Karate de la Federación Andaluza, pude ver, con alegría, que ese ESPÍRITU de educación, en los senior y en los jóvenes que entraron al final, no se ha perdido. Quiero dar las gracias a la RFEK y a la RFAK por saber mantener ese –do que está basado en la EDUCACIÓN. Gracias a toda la familia del Karate–do.

