La kata Patssai es una de las más importantes que enseñó el Maestro Matsumura, precursor del estilo Shorin ryu, que es uno de los estilos primitivos okinawenses que sirvieron de base para la formación del estilo Shotokan moderno. Él remarcaba la importancia de realizarla ajustándose al modelo original todo lo que la capacidad del alumno permitiera. Por eso, la presencia del sensei (profesor) es fundamental, sobre todo al iniciarse en ella. Matsumura alertaba del peligro que se puede presentar en el caso de que esta kata o cualquier otra se entrene sin supervisión. Sin un experto guía es muy fácil que el alumno “improvise”, lo cual desvirtúa, no solo el sentido general de los movimientos, sino también la finalidad última que no es otra que el encuentro con la energía que el practicante moviliza durante la practica. El maestro debe enseñar al alumno, no solamente la mecánica de los movimientos, sino a percibir las sensaciones que se producen en cada movimiento. Durante la realización de una kata, el practicante no sólo debe intentar imaginar que se encuentra ante una situación real, sino que debe captar cada sensación como si fuera lo ultimo que hace en la vida. Cada instante es irrepetible; cada “aquí y ahora” deben sentirse con máxima atención. Esta sensación es muy parecida a la convicción que debe sentir un actor cuando está interpretando una obra. No olvidemos nunca que practicamos un arte marcial.

Al principio del aprendizaje, el alumno debe preocuparse más por la forma que por el sentido real de la acción o las sensaciones experimentadas. Según pasan los años, los cientos de horas empleadas en perfeccionar una kata consiguen por fin, –si la atención no se ha perdido en el laberinto de la rutina o en la curiosidad por otros deportes–, que el practicante entre en estados de meditación profunda donde se rompen las defensas del ego. El ego está relacionado directamente con el intelecto y éste con los JUICIOS Y PREJUICIOS que son realmente dos de las “defensas” más difíciles de “romper” . La automatización de los complejos movimientos que componen un kata permite que la mente se libere de las ataduras que produce el carácter crítico del ser humano y es entonces cuando las sensaciones puras se liberarn e inundan placidamente los sentidos (sanchin). Esa es la finalidad más pura del karate a los 70.
Pd: En las 3 fotos podeis ver lo que siento mientras realizo una kata.