Resumen de la clase del día 6.02.2017 Por. Gustavo A. Reque

Las katas están diseñadas con pausas o silencios intermedios. Prefiero utilizar la palabra silencio porque entiendo que cada kata tiene un ritmo, es como una canción con corcheas, semicorcheas y silencios. Una partitura sin silencios es un ruido continuo y aburrido, sin emociones. Los silencios se encuentran en todos los “ibukis”, en casi todos los instantes siguientes a cada “kime” y después de cada “kiai”. El resultado de los silencios produce respuestas neurológicas en el actor, “sanchin”, y criticas –positivas o negativas– en el observador: son los juicios.

Es muy difícil que un practicante de cualquier actividad deportiva sea consciente de cada instante durante la realización de un gesto –a esto solo tienen acceso los grandes campeones– . El cerebro necesita un mínimo de 150 milisegundos para percibir y responder a cualquier estímulo, y más de dos segundos para emitir un juicio. Los SILENCIOS bien situados en puntos estratégicos de “kamae”, producen sensaciones de autocontrol y seguridad en el practicante, y, la posibilidad para que el observador pueda ver como se realiza la acción.

“Quién domina el silencio, domina la acción”

La VELOCIDAD es lo opuesto al silencio. El exceso de velocidad conduce a vicios técnicos y a desequilibrios. La velocidad de ejecución se debe acomodar a la experiencia del karateka y no se debe ejecutar cuando no se tiene asegurado el EQUILIBRIO. Por este motivo, la velocidad debe cumple el mismo aforismo que se utiliza en cualquier campo del conocimiento:

“Actúo en lo que conozco y hasta donde conozco”

Continúa: El movimiento nunca será perfecto.