La Duda

“El Zen, no es Zen en el momento que se empieza a explicar que es el Zen”. “Nada que pueda ser comprendido es Zen”. “El Zen, no tiene recompensa, sólo es”. “El Zen es: no-mente”… Éstas son frases elementales que leemos en los sesudos libros de zen, y que repiten como un mantra los maestros. Pocos entienden algo. Muchos se pierden en galimatías y los maestros se afanan en que entiendas aún menos…si es que ellos entienden algo. Al final acabas descubriendo que éstos son en realidad controladores de cuerpos y de mentes, tanto como lo eres tu mismo cuando utilizas tu cuerpo para engrandecerlo y entretienes la mente con todo tipo de artefactos sonoros y luminosos . Andy Warhol tenía razón en su mediocridad cuando decía, “cada persona necesita 10 minutos de fama cada día para ser feliz”.

Así pues, si el Zen no es nada, si no se puede comprender y no se puede explicar, ¿cuál es su utilidad? Es muy difícil que alguien haga algo si no recibe alguna recompensa – desde Sócrates (350 AC) toda la cultura occidental está cimentada en la, por desgracia, olvidada idea, “conócete a ti mismo”–, ¿para qué emplear entonces tanto tiempo en la meditación oriental sino hay nada después esperándote más que tu mismo y ya te tienes muy visto?…. Sócrates ya inició un camino que sí te da algo al final: conocerte mejor y como consecuencia ser ético contigo y con los demás. Solo hace falta leer por qué y como murió. No le fue muy bien.

Parece que en occidente nos hemos cansado de nuestra propia cultura y buscamos en oriente algo que creemos superior. La historia nos describe que nunca fue así, pero la incultura del cansado occidental le hace creer que lo foráneo siempre es mejor. Incluso vemos en la actualidad ciertos círculos políticos que pretenden atraer acólitos por medio de asociaciones como “círculos de meditación”…

Propongo estas preguntas: ¿Para qué vale el arte? ¿Para qué valen las intuiciones? ¿Para qué vale el amor? ¿Para qué vale la sutileza? ¿Podríamos vivir sin ellos? ¿Podríamos vivir sin pintores? ¿Podríamos vivir sin la duda que produce el futuro y su ansiedad consecuente? Podríamos vivir sin conciencia del pasado? ¿Vivimos mejor sin melancolía? ¿Podríamos vivir sin amor? ¿Podríamos vivir haciendo todo de una manera arbitraria? Sí. Podríamos vivir sin todo ello…, pero, ¿seríamos humanos? ¿Seríamos éticamente mejores?… La mente racional es el factor que marca la diferencia. Sin embargo en el zen se dice, “la mente es el gran enemigo del ser humano, pero también es su grandeza”, ¡qué contradicción! ¿Cuál es, entonces, el filtro que transforma la mente en un ente “bueno” para si mismo y “bueno” para los demás?